martes, 9 de febrero de 2010

EL MAR



Pero yo tengo el derecho a no querer más guerra, a limpiar mis muebles y perfumar mi ropa, a comprar una rosa para mi solapa, a no hacer nada los domingos, no leer no pensar no estar pensando: "oh mi dios, soy un ser vivo"; tengo derecho al bendito ocio, a hacerme un sandiwch a mediodía, a explotar los globos del 14 con la punta de mi cigarrillo, a querer a mis amigos, y es más, a volverme católico. No, mejor no. Pero tengo derecho a pensar en el mar en el camino hacia la escuela.

1 comentario: