viernes, 12 de febrero de 2010

MIEDO



Estás sonriendo, en compañía de amigos. Estás en tu cuarto, y tu cuarto está ordenado. Estás sonriendo, al fin. Pero algo sigue removiéndose muy dentro. No se trata de una retrospectiva. Ni de recortes melancólicos de imagenes. Aún tienes miedo. De los edificios, parece que se están riendo. De la gente que está sentada a un lado de ti. De todas estas llamadas "bendiciones". Podrían desaparecer en cualquier momento: la sonrisa, el vino, la espuma. Puede que no las merezcas. Puede que haya sido mejor haberte quedado en tu habitación. Puede que sea cierta esa falta de aliento, el aliento que refresca las partes invisibles de la anatomía humana, el aire de las esperanzas aerostáticas. No puedes llorar. No puedes morir.


Y cuando todo eso suceda, no podrás decirles a todos tus comensales, "por favor no se vayan".


Puede que sólo te quede esperar. Es esa sensación de los que están en los hospitales, uno no puede dejar de pensar en la muerte, y sólo nos queda esperarla.



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