martes, 3 de agosto de 2010

notas

me pregunto si los actores de porno amateur permanecen tranquilos. algunas veces son chicos deportistas de los suburbios, chicos universitarios y no dudo que católicos. se pueden percibir los nervios, pero hacen que la toma se vuelva espontánea y casi tierna. lo que no puede leerse en las miradas son los remordimientos de conciencia, incluso algunos se vuelven los modelos de base. tener sexo mecánico puede ser tan perturbador como asesinar a tu vecino, no se tratan de experiencias que puedan olvidarse. eso nos habla de una falta de neuronas o de una falta de solemnidad. no tomarse en serio la desnudez ni el dolor puede ser toda una comezón lúdica. he llegado a considerar que son más insomnes los que involucran los sentimientos que  los que fácilmente se exponen. al parecer pueden desligarse del juego con toda la libertad y regresar a las camas de hotel con sólo una llamada telefónica. al parecer algunos logran consolidar su normalidad fuera de las cámaras y el acostarse con otros es sólo otra fuente de ingresos. al parecer algunos llegan a disfrutarlo. no es mi intención exponer un juicio o una tesis ética al respecto; sólo me parecería de lo más curioso saber que son oficinistas o que son felices padres, o que son unas luminarias en su campo profesional. entiéndase curiosidad por enterarse de una buena e interesante historia. 
imagínense, ya han pasado muchos años y se han esquivado algunos abismos (no dudo que el porno tenga los más turbios y dramáticos riesgos, como las drogas o la anorexia). ahora son venerables adultos. hay una coincidencia, un encuentro en un supermercado, o tal vez algo más arreglado, la casa de alguien o la casa que se alquilaba para los encuentros. y todos se reúnen, todos tienen copas de whisky y todos se ríen. los recuerdos hacen reír.

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